Alpha Historia - Alpha La Trinidad

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Alpha Historia



DANIELA

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Alpha no solo fue una terapia de sanacn, no solo fue mi ctel antes del bufet, no solo fue la entrada antes del plato de fondo, si no que fue la alfombra roja al reino de los cielos, la bienvenida a una nueva vida llena de amor, de gloria, de hacer las cosas bien, llena de sentido, junto al Señor.
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Nací en una familia de ateos. Mis bisabuelos maternos catalanes llegaron a Chile enseñando y traspasando su cultura española comunista laica, a toda su descendencia en donde el prejuicio sobre aquel que creía en Dios era debilidad, ignorancia y mediocridad. De ahí salió mi madre, atea hasta el día de hoy.

Por el otro lado de la moneda, mi abuela paterna a quien llamamos Tatán, siempre fue y sigue siendo muy católica y fiel creyente de Dios. Yo la veía como que era de otro mundo, pasaba horas y horas rezando arrodillada, hablando con su amigo invisible, que ella tanto amaba. Cuando la Tatán nos hablaba de Dios, con mi hermana siempre la escuchábamos, creyendo que era uno más de esos cuentos de hadas que los abuelos les cuentan a sus nietos para entretenerlos.

Toda la época escolar estuvimos en el mismo colegio, Inglés Laico, en donde las clases de religión eran optativas, sin notas y fuera del horario de clases. A los 12 años, les pedí a mis padres que me bautizaran, para poder hacer la primera comunión con mis compañeros. Durante ese corto tiempo, recuerdo que rezaba a Dios en las noches antes de dormir.
 
 
Pasaron los años y esa débil e inmadura Fe, se fue desvaneciendo de a poco, al igual que el matrimonio de mis padres, el cual terminó en separación. Con la separación de mis padres a mis 18 os, a causa del alcoholismo de mi padre y la depresión de mi madre, terminó de morir toda Fe, esperanza y espiritualidad que alguna vez pudo haber existido en mi corazón.

A meses de haber cumplido la mayoría de edad, tuve que hacerme cargo de mi familia, que estaba completamente destrozada. Tuve que ayudar a salir de las drogas y el alcohol, a mi madre a salir de su terrible depresión, y hacerme cargo hermana que en plena adolescencia y sufriendo la ausencia de padres, ent en una rebeldía contra el mundo, que la llevó a auto flagelarse un par de veces. Inconscientemente, con esta disfuncional familia, tomé el rol de madre y padre, lo cual conllevó a que la relación con mi hermana se tornara cada vez más áspera y ruda. La historia de mis padres, junto a la de varios de mis os que también se separaron, me llevó a no creer en el amor, a no creer en la familia perfecta y a no creer en la fidelidad de pareja. Todo lo que viví me hizo también desarrollar una personalidad muy ruda, fría, llena de ira, rabia y orgullo, con lo cual suf mucho, durante varios años. Siempre le fui infiel a mis parejas, tapando todo con mentiras y engaños y siempre sintiendo y expresando mi gran rechazo al matrimonio y los hijos.

Hace justo un año atrás, agosto del 2017, mientras vivía un periodo de gran depresión, mi a materna me invitó a Alpha, diciéndome que era una especie de terapia gratis y con comida, y que estaba segura podrían quitarme la angustia por la que estaba pasando. Sin ninguna expectativa y ninguna gana, fui el primer martes únicamente para complacerla.

Fueron pasando las sesiones y de a poco fui sintiendo que algo estaba cambiando en mí. Increíblemente deseaba que pasaran los días y que llegara pronto el martes, para poder sentir ese amor, esa paz y esa contención que sentí sesión tras sesión, de parte de mis facilitadores y del grupo que habíamos formado en Alpha. Mi tía tenía razón, era como una terapia al corazón, pero la sanación y el cambio de mis intereses vino por consecuencia, dejé las fiestas, las malas juntas, dejé mi orgullo y la infidelidad que me caracterizaba, todo eso lo dejé atrás. Pero el gran descubrimiento fue encontrar la verdad, el porqué de las cosas. De a poco fui abriendo los ojos, era como si me estuvieran respondiendo todas mis preguntas de vida, ¿por qué estoy acá? cuál es el propósito de mi vida? dónde pertenezco? ¿por qué me había tocado vivir todo lo que viví? Hasta que log entender y sentir que no llegué a Alpha de casualidad, sino que alguien me había estado buscando hace tiempo, que alguien me quería decir algo, y que por fin llegué a su lado. Dios me estaba llamando.

En la sesión de la oracn, cuando mis facilitadores me pidieron orar por mí, en plena oración sentí un fuego que invadió todo mi cuerpo. Un calor que desbordó mi ser y concluyó en un llanto increíblemente fuerte y profundo, fue un llanto de sanidad. Ese día, por primera vez en mi vida, fui llena del Espíritu Santo, abrazada por el amor del Señor y rebalsada de su gozo y gloria. Desde ese momento hasta el día de hoy, le tomé la mano a Jesús y prometí al cielo nunca más soltársela.
Alpha no solo fue una terapia de sanacn, no solo fue mi ctel antes del bufet, no solo fue la entrada antes del plato de fondo, si no que fue la alfombra roja al reino de los cielos, la bienvenida a una nueva vida llena de amor, de gloria, de hacer las cosas bien, llena de sentido, junto al Señor. Ahora y desde aquel Alpha que cambió mi vida, siento el llamado a servir en este ministerio, no solo para devolver todo lo recibido, si no que siento la misión de traer a Cristo a todas esas personas que son como yo era, todas esas personas que viven en una cueva sin luz, sin esperanza, sin encontrarle el sentido a la vida, llenas de penas y amarguras. Día a día Jesús sigue buscando a esas personas para sanarlas y amarlas, sigue tocando puertas y en Alpha no solo abrimos las puertas, si no que ponemos la mesa, el té y el café y les damos la bienvenida a una nueva vida, a la verdadera y hermosa vida con Cristo.
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